do su deuda! ¡Y mi amigo ha vuelto! ¡Levántate hacia aquel que trajo la dicha y recógete los faldones de tu ropón para servirle!
Apenas concluyó de recitar, cuando llegó sollo-
zando la abuela de Agib, madre de Badreddin, y se
precipitó en los brazos de su hijo, casi desmayada
de júbilo.
Y á la vuelta de grandes expansiones y lágri- mas de alegría, se contaron mutuamente sus bisto- rias y sus penas y todos sus padecimientos.
Dieron después gracias á Alah por haberlos re- unido sanos y salvos, y volvieron á vivir en la fe- licidad y entre puras delicias y sin privarse de nada, ¡hasta que les visitó la Separadora de los amigos, la Destructora de la felicidad, la Irrepa- rable, la Inevitable! >>
Y esta es joh rey afortunado!-dijo Schahrazada al rey Schahriar-la historia maravillosa que el visir Giafar Al-Barmaki refirió al califa Harún Al- Rachid, Emir de los Creyentes de la ciudad de Bag- dad. Y son estas también las aventuras del visir Chamseddin, de su hermano el visir Nureddin y de Hassán Badreddin, hijo de Nureddin.
Y el califa Harún Al-Rachid dijo: «¡Por Alah, que todo esto es verdaderamente asombroso!» Y admirado hasta el límite de la admiración, sonrió agradecido á su visir Giafar, y ordenó á los escri- bas de palacio que escribiesen con oro y con su