¡Pero hace tanto tiempo! ¡Desde entonces, todo ha cam- biado! ¡Y contra lo inevitable no hay mas que invocar la cordura!
Después sacó el brazo derecho de la manga del
ropón, y vi que la mano estaba cortada, pues aquel
brazo terminaba en un muñón. Y me quedé asom-
brado profundamente. Pero él me dijo: «¡No te
asombres tanto! Y sobre todo, no creas que he co-
mido con la mano izquierda por falta de conside-
ración á tu persona, pues ya ves que ha sido por
tener cortada la derecha. Y el motivo de ello no
puede ser más sorprendente.» Entonces le pregun-
té: «¿Y cuál fué la causa?» Y el joven suspiró, se le
llenaron de lágrimas los ojos, y dijo:
«Sabe que yo soy de Bagdad. Mi padre era uno
de los principales personajes entre los personajes.
Y yo, hasta llegar á la edad de hombre, pude oir los
relatos de los viajeros, peregrinos y mercaderes que
en casa de mi padre nos contaban las maravillas de
los paises egipcios. Y retuve en la memoria todos
estos relatos, admirándolos en secreto, hasta que
falleció mi padre. Entonces cogi cuantas riquezas
pude reunir, y mucho dinero, y compré gran canti-
dad de mercancías en telas de Bagdad y de Mos-
sul, y otras muchas de alto precio y excelente
clase; lo empaqueté todo y sali de Bagdad. Y
como estaba escrito, por Alah que había de llegar
sano y salvo al término de mi viaje, no tardé en