esclavo te traerá mi respuesta y te señalará mi vo- luntad. Haz cuanto te diga que hagas.» Después se levantó y se fué.
Entonces fuí á entregar á los mercaderes su dinero con los intereses que les correspondian. En cuanto á mí, desde el instante que dejé de verla perdi todo mi sueño durante todas mis noches. Pero en fin, pasados algunos días, vi llegar al esclavo y lo recibí con solicitud y generosidad, rogándole que me diese noticias. Y él me dijo: «Ha estado enfer- ma estos dias.» Y yo insistí: «Dame algunos por- menores acerca de ella.» Y él respondió: «Esta jo- ven ha sido educada por nuestra ama Zobeida, es- posa favorita de Harún Al-Rachid, y ha entrado en su servidumbre. Y nuestra ama Zobeida la quiere como si fuese hija suya, y no le niega nada. Pero el otro día le pidió permiso para salir, diciéndole: «Mi alma desea pasearse un poco y volver en segui- da á palacio.» Y se le concedió el permiso. Y desde aquel día no dejó de salir y de volver á palacio, con tal frecuencia, que acabó por ser peritisima en compras, y se convirtió en la proveedora de nuestra ama Zobeida. Entonces te vió, y le habló de ti á nuestra ama, rogándole que la casase con- tigo. Y nuestra ama le contestó: «Nada puedo de- cirte sin conocer á ese joven. Si me convenzo de que te iguala en cualidades, te uniré con él.» Pero ahora vengo á decirte que nuestro propósito es que entres en palacio. Y si logramos hacerte entrar sin que nadie se entere, puedes estar seguro de casar-