PERO CUANDO LLEGÓ LA 950.ª NOCHE |
Ella dijo:
«...¿Quién es el vencedor ahora? ¿La que me ha sacado del pecho la curcusilla de gallina, ó el que se ha apoderado de la hija del rey en medio de su palacio?» Ella contestó: «¡Bajo tu protección! ¡Perdóname! Y si quieres conducirme otra vez al palacio de mi padre, me casaré contigo, diciendo: «¡Me ha vencido!» Y ordenaré á los médicos que vuelvan á meterte en el pecho la curcusilla de gallina.» Él dijo: «Está bien. Pero dice el proverbio: «¡Hay que amasar el barro cuando está blando!» Y antes de transportarte, quiero hacer contigo lo que sabes.» Ella dijo: «Está bien.» Entonces la cogió y se echó encima de ella, y como la encontraba á punto, se dispuso á amasarla donde era necesario mientras estuviese blanda. Pero de repente le asestó ella un puntapié que le hizo rodar fuera de la alfombra. Y golpeó la alfombra con la varita, diciendo: «¡Vuela, ¡oh alfombra! y transpórtame al palacio de mi padre!» Y la alfombra echó á volar con ella en el mismo instante y la llevó al palacio.
Y el hijo del tañedor de clarinete ambulante quedó solo en la cumbre de la montaña, expuesto