dió su padre, jadeando, y preguntó: «¿Qué ocurre?» Y las doncellas le contestaron: «¡Oh amo nuestro! Alzamos los ojos y hemos visto que de repente salían esos diez y seis cuernos en la cabeza de nuestra ama, é iban á clavarse de cuatro en cuatro en la pared, como los estás viendo.»
Entonces el padre congregó á los médicos más hábiles, los que habían extraído del pecho del mozuelo la curcusilla de gallina. Y llevaron sierras para serrar los cuernos; pero no podian serrarse. Y emplearon otros medios, pero sin obtener resultado y sin lograr curarla.
Entonces el padre recurrió á procedimientos extremos, y mandó gritar por la ciudad á un pregonero: «¡Quien dé á la hija del sultán un remedio que la libre de los diez y seis cuernos, se casará con ella y será designado para la sucesión al trono!»
¿Y qué sucedió?
Pues que el hijo del tañedor de clarinete, que sólo esperaba aquel momento, entró en el palacio y subió al aposento de la princesa, diciendo: «Yo haré que le desaparezcan los cuernos.» Y en cuanto estuvo en su presencia, cogió un dátil rojo, lo partió en pedazos, y lo puso en la boca de la princesa. Y en el mismo instante se separó de la pared un cuerno, y á ojos vistas, se fué encogiendo y acabó por desaparecer enteramente de la cabeza de la joven.
Al ver aquello, todos los presentes, con el rey á la cabeza, prorrumpieron en gritos de alegría, y