exclamaron: «¡Oh, qué gran médico!» Y dijo él: «¡Mañana haré desaparecer el segundo cuerno!» Entonces le retuvieron en el palacio, donde estuvo diez y seis días, haciendo desaparecer cada día un cuerno, hasta que la libró de los diez y seis cuernos.
Así es que el rey, en el limite de la maravilla y de la gratitud, hizo extender al punto el contrato de matrimonio del mozalbete con la princesa. Y se celebraron las bodas, con regocijos é iluminaciones. Luego llegó la noche de la penetración.
Y he aquí que, en cuanto el mozuelo entró con su esposa en la cámara nupcial, le dijo: «Y ahora, ¿quién de nosotros dos es el vencedor? ¿La que me quitó del pecho la curcusilla de gallina y me robó la alfombra mágica, ó el que hizo crecer diez y seis cuernos en una cabeza y los hizo desaparecer en nada de tiempo?» Y ella le dijo: «¿Pero eres tú? ¡Ah, efrit!» Él le contestó: «¡Si, soy yo, el hijo del tañedor de clarinete!» Ella le dijo: «¡Por Alah! ¡me has vencido!»
Y ambos se acostaron juntos, y demostraron una fuerza igual y una potencia igual. Y llegaron á ser rey y reina. Y vivieron todos juntos en plena felicidad y en perfecta dicha.
¡Y esta es mi historia!»
Cuando el sultán Baibars hubo oído esta historia del capitán Nizam Al-Din, exclamó: «¡Ualahí, no sé si decir que esta es la historia más hermosa que oi!» Entonces avanzó el noveno capitán de po-