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Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/189

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HISTORIA DEL PASTEL HILADO...

la preparada con miel de abejas! ¿Dónde está, pues, el crimen que ha cometido tu pobre marido para merecer tan malos tratos como le infliges, y para que le rompas un diente y le arranques la barba?» Y la maldijeron con unanimidad, y se fueron por su camino.

No bien se marcharon, la terrible diablesa se dirigió á Maruf, que durante toda aquella escena había permanecido silencioso en su rincón, y le dijo en voz tan baja como odiosa: «¡Ah! ¿conque te dedicas á amotinar en contra mía á los vecinos? Está bien. Pero ya verás lo que va á ocurrirte.» Y fué á sentarse no lejos de allí, mirándole con ojos de tigresa y meditando contra él proyectos aterradores.

Y Maruf, que lamentaba sinceramente su ligero movimiento de impaciencia, no sabía qué hacer para calmarla. Y se decidió á recoger la kenafa que yacía en el suelo entre los cascotes del plato, y limpiándola cuidadosamente, se la ofreció con timidez á su esposa, diciéndole: «Por tu vida, ¡oh hija del tio! come, á pesar de todo, un poco de esta kenafa, y mañana, si Alah quiere, te traeré de la otra.» Pero ella le rechazó de un puntapié, gritándole: «Vete de ahí con tu pastel, ¡oh perro de los zapateros remendones! ¿Crees que voy á tocar lo que te produce tu oficio de alcahuète de las pastelerías? ¡Inschalah! Ya me arreglaré mañana para dejarte más ancho que largo.»

Entonces, rechazado de tal suerte en su postrera tentativa de avenencia, el desgraciado pensó en