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Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/26

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

bado seis mil dinares de oro. Por lo que respecta ȧ mí, al capitán Moin, demasiado sé que esa mujer no ha salido de tu morada desde que entró en ella; porque á pesar de las investigaciones que en todos sentidos han hecho nuestros hombres y todos los capitanes de policía de los demás barrios, no se ha encontrado rastro ni vestigio de la joven. Y ninguna de las mujeres espías que hemos enviado á los harenes ha tenido noticias de ella. Tú, sin embargo, vienes á decirnos y á declararnos que la joven te ha robado. Pero hay que probar esa afirmación. Porque yo no sé ¡por Alah! si este extraordinario asunto se reducirá á que la joven haya sido, en tu propia casa, víctima de un atentado, ó por lo menos, objeto de una negra maquinación. Y como nuestras pesquisas casi han probado que no se encuentra ella en la ciudad, convendría ¡oh señor kadí! hacer un registro en tu casa para comprobar si no quedan huellas de la joven perdida, y para cerciorarme de si mi suposición es exacta ó errónea. ¡Y Alah es más sabio!»

»¡Y de tal suerte, ¡oh capitán Moin!—continuó la prodigiosa joven—, de acusado te convertirás en acusador! Y el kadí verá ennegrecerse el mundo ante sus ojos, y le acometerá una cólera grande; y se le pondrá el rostro como el pimentón, y exclamará: «¡Muy aventurado es, maese Moin, hacer semejantes suposiciones! Pero no importa; puedes comenzar tu registro en seguida. Y luego, cuando quede bien probado que te equivocas, te tendrás