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Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/66

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

también á tu hijo para que se tire con nosotros y se vuelva tan hermoso como nosotros vamos á volvernos.» Y el rey llamó á su hijo, aquel tan feo y que tenía la cara como las correas de los zuecos viejos. Y los tres se cogieron de la mano, y de tal modo, se arrojaron al fuego. Y quedaron reducidos á un montón de cenizas.

Entonces Mohammad el Avispado, hijo del pescador, fué á ver á la joven, la princesa hija del sultán de la Tierra Verde, é hizo el contrato de matrimonio con ella, y la desposó. Y se sentó en el trono del Imperio, y fué rey y sultán. Y llamó á su lado á su padre y á su madre. Y vivieron todos juntos en el palacio, con absoluta tranquilidad y armonía, contentos y prosperando. ¡Loores á Alah, Dueño de la prosperidad, del contento, de la felicidad y de la armonía!»


Y cuando el capitán de policía Mohii Al-Din hubo contado así esta historia, y el sultán Baibars húbole dado las gracias y le hubo manifestado su contento, volvió él á su puesto. Y avanzó un quinto capitán de policía, que se llamaba Nur Al-Din. Y tras de besar la tierra entre las manos del sultán Baibars, dijo: «Yo ¡oh señor nuestro y corona de nuestra cabeza! te contaré una historia que no tiene par entre las historias.» Y dijo: