menor tentativa de insubordinación ó rebeldía contra su soberano Al-Hadi, hijo mío y señor vuestro.» Y todos contestaron con unanimidad: «No, jamás.» Y Khaizarán repuso al punto: «Pues bien; sabed que al presente, ahora mismo, mi hijo Al-Hadi pide la cabeza de su hermano Al-Rachid. ¿Podéis explicarme por qué motivo?» Y los presentes quedaron tan aterrados y espantados, que ninguno de ellos osó articular una palabra. Pero el visir Rabiah se levantó y dijo al portaalfanje Massrur: «Ve en esta hora y en este instante à presentarte entre las manos del califa. Y cuando, al verte, te pregunte: ¿Has acabado?», le responderás: «Nuestra señora Khaizarán, tu madre, esposa de tu difunto padre Al-Mahdi, madre de tu hermano, me ha sorprendido cuando me precipitaba sobre Al-Rachid; y me ha detenido y me ha rechazado. Y heme aquí ante ti, sin haber podido ejecutar tu orden.» Y Massrur salió y al punto se presentó al califa.
Y en cuanto le vió Al-Hadi, le dijo: «Y bien, ¿dónde está lo que te he pedido?» Y Massrur contestó: «¡Oh mi señor! mi señora la princesa Khaizarán me ha sorprendido abalanzándome sobre tu hermano Al-Rachid, y me ha detenido, y me ha rechazado, y me ha impedido cumplir mi misión.» Y el califa, en el límite de la indignación, se levantó y dijo á Ishak y á la cantarina Ghader: «Seguid en el sitio donde estáis, y esperad á que vuelva yo."
Y llegó á las habitaciones de su madre Khaiza-