En este momento de su narración, Schahrazada
vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.|
PERO CUANDO LLEGÓ LA 993.ª NOCHE |
...«¡Por el señor de la kaaba y por los méritos de mis gloriosos antepasados, los Puros, que quiero por esposa á esta admirable niña! Ella es el bien más precioso que está escrito en mi destino.»
Y al punto hizo llamar al padre de la joven, el cual era precisamente el jeique de la tribu. Y le pidió en matrimonio á la admirable niña. Y cuando obtuvo su consentimiento, le ofreció, como dote nupcial de su hija, la suma de cien mil dinares de oro, y le inscribió á su nombre la renta de los impuestos de cinco años de todo el Hedjaz.
Y el matrimonio de Al-Mamún con la noble joven se celebró con una pompa que no había tenido igual ni siquiera bajo el reinado de Al-Rachid. Y la noche de bodas, Al-Mamún hizo que la madre derramase en la cabeza de la hermosa niña mil perlas contenidas en una bandeja de oro. Y en la cámara nupcial hizo quemar una inmensa antorcha de ámbar gris que pesaba cuarenta minas y se había comprado con la suma que produjeron los impuestos de Persia de un año.
