derecha y otra á la izquierda de ambos tronos. Y las dos hermanas hicieron su entrada, sosteniéndose una á otra, semejantes á dos lunas en una noche de luna llena.
Entonces avanzaron hacia ellas las más nobles entre las damas presentes. Y cogieron de la mano á Donia- zada, y después de quitarle los trajes que llevaba, lat pusieron un traje de raso azul, de un tinte ultramarino, que arrebataba la razón. Y quedó ella como la descri- biera el poeta en estos versos:
¡Se adelanta vestida con un traje azul ultramarino, y creeríasela un fragmento arrancado del azul de los cielos! ¡Sus ojos son sables famosos, y bajo sus párpados tiene miradas llenas de hechicería!
Sus labios son una colmena de miel, sus mejillas un parterre de rosas y su cuerpo una corola de jazmin!
¡Al ver la finura de su talle y su encantadora grupa redondeada en la tranquilidad, se la confundiría con el tallo del bambú clavado en un monticulo de movible arena!
Y su esposo el rey Schahzamán se levantó y descen- dió á mirarla el primero. Y cuando la hubo admirado así vestida, volvió á subir á su trono. Y Schahrazada, ayudada por las damas del cortejo, puso á su hermana un traje de seda color de albaricoque. Luego la besó y la hizo pasar por delante del trono del esposo. Y así, más encantadora que con su primer traje, era de todo punto la que ha descrito el poeta:
¡La luna de verano en medio de una noche de invierno no es más hermosa que tu llegada, joh joven!