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Página:Las mil noches y una noche v23.djvu/96

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

vestido, subió al púlpito de Medina y arengó á los musulmanes para emprender una nueva expedición contra los infieles. Pero he aquí que un hombre de la asamblea se levantó y le interrumpió en su arenga, diciéndole: «No te obedeceremos.» Y Omar le preguntó: «¿Por qué?» Y el hombre contestó: «Porque, cuando has hecho el reparto de las telas rayadas del Yemen, á cada musulmán le ha tocado una pieza, y á ti mismo también te ha tocado una sola pieza. Pero esa pieza no ha podido bastar para hacerte el traje completo con que te estamos viendo vestido hoy. Por tanto, de no haber tomado, á escondidas nuestras, una parte más considerable que la que nos has dado, no podrías tener el traje que llevas, sobre todo con la mucha estatura que tienes.» Y Omar se encaró con su hijo Abdalah, y le dijo: «¡Oh Abdalah! contesta á ese hombre. Porque su observación es justa.» Y Abdalah, levantándose, dijo: «¡Oh musulmanes! sabed que, cuando el Emir de los Creyentes Omar quiso hacerse coser un traje con su pieza de tela, resultó ésta escasa. Por consiguiente, como no tenía traje á propósito para vestirse hoy, le he dado parte de mi pieza de tela para completar su traje.» Luego se sentó. Entonces, el hombre que había interpelado á Omar, dijo: «¡Loores á Alah! Ahora ya te obedeceremos, ¡oh Omar!»

—Y otra vez, después de conquistar Omar la Siria, la Mesopotamia, el Egipto, la Persia y todos los países de los rumís, y después de caer sobre Bassra