antes de que se cerrase la puerta por la mañana. Y no tenía más remedio que cumplirlo, pues lo juré por la Espada del Profeta (¡sean con él la plegaria y la paz!) y por el Libro Noble, y por el Divorcio.
Sali por fin, y me dirigí apresuradamente á casa de mis padres, pero pasando por el jardín de mi amiga, aquella á la que mi esposa llamaba la hija de Dalila la Taimada. Y con gran sorpresa, vi que el jardin estaba abierto, como de costumbre, con la linterna encendida en el fondo de los bosque- cillos.
Entonces me entristeci profundamente, y lleno de furor dije para mí...
En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y discreta, según su cos- tumbre, se calló hasta el otro día.
PERO CUANDO LLEGÓ LA 125.a NOCHE
Ella dijo:
... Entonces me entristeci profundamente, y lleno de furor dije para mi: «Hace un año que me ausenté de estos lugares; ahora llego de improviso, y lo en- cuentro todo como en tiempos pasados. Pues bien, Aziz; antes de ver á tu madre, que debe llorarte por muerto, conviene que sepas lo que ha sido de tu