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Página:Las mil noches y una noche v5.djvu/143

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HISTORIA DEL REY OMAR AL-NEMAN...

momento, y respirar el perfume de las flores y las plantas.» Y yo dije: «¡Cuánto te lo agradezco! Pero ¿no podrías permitirme, ¡oh venerable jeque! que aguardase, oculto detrás de un macizo de flores, la llegada de la princesa, y así alegraria mi vista con una sola mirada que le dirigiesen mis párpados?»> Él 'dijo: «¡Por Alah! ¡Eso no!» Entonces lancé un gran suspiro. Y el jeque me miró con ternura, me cogió de la mano y entró comnigo en el jardín.

Asi anduvimos juntos hasta un sitio encantador al que daban sombra unos hermosos árboles. Cogió frutas de las más maduras y de las más deliciosas, y me las ofreció de este modo: «¡Refréscate! ¡Y te advierto que sólo la princesa Donia conoce su sa- bor!» Después dijo: «¡Siéntate, que ahora vuelvo!>> Y me dejó un instante, para volver cargado con un cordero asado, y me convidó á comerlo con él, y cortaba para mí los pedazos más sabrosos y me los ofrecía con la mejor voluntad. Y yo estaba confun- dido con tantas bondades y no sabía cómo darle las gracias.

Ahora bien; mientras estábamos comiendo y charlando amistosamente, oimos que se abría la puerta del jardin. Y el jeque se apresuró á decir- me, muy alarmado: «¡Levántate en seguida y es- cóndete en ese macizo! ¡Y. sobre todo, no te mue- vas!» Y yo me apresuré á obedecerle.

Apenas estaba en mi escondrijo, vi que asomaba por la puerta la cabeza de un eunuco negro. Y pre- ahi? guntó en alta voz: «¡Oh jeque! ¿hay alguien por