pude ver las facciones de la joven, tan bellas como el soi que aparece surgiendo de una nube. Después el joven contuvo un instante su caballo, y recitó estos versos:
Tranquilizate, Joh hermana mia! y mira los prodi-
gios que va á realizar mi brazo!
Si no combato por ti, joh hermana míal ¿para qué
quiero armas y caballo?
Y si no lucho para defenderte, ¿para qué quiero
la vida?
Si retrocedo cuando está en peligro tu hermosura,
ino será señal para que las aves de rapiña se lancen
sobre un cuerpo desde ahora sin alma?
¡En cuanto a ese que se dice formidable y nos pon-
dera la firmeza de su ánimo, le voy á dar delante de ti
un golpe que le perforará desde el corazón hasta los ta-
lones!
>>Después se volvió hacia mí y me dijo:
¡Y tú que deseas mi muerte, verás cómo á tu costa realizo una hazaña que llenará los anales del porvenir! ¡Porque después de componer estos versos, voy á arrancarte el alma antes de que puedas advertirlo!
» Y precipitando su caballo contra el mio, del
primer golpe lanzó mi espada á lo lejos, y sin dar-
me tiempo para espolear mi caballo y huir al de-
sierto, me levantó de la silla como quien levanta