acontecimientos políticos que podian interesar a los planes de los emigrados, recibiendo de él igual retribución. Cada vez que una carta de Mendoza llegaba a sus manos buscaba cautelosamente a los patriotas o los reunia en su casa para darles cuenta de lo que su esposo le referia, reanimando así el abatido espíritu de algunos.
La propaganda de esta mujer animosa no tardó en llegar a los oidos de Marcó; se la supuso en correspondencia con Manuel Rodriguez, porque entre los papeles de éste, capturados en Melipilla, se citaba a la señora Recabárren «como una de las personas que se encontraban presentes a la lectura de cierta carta circunstanciada de San Martín». Marcó creyó que la clave con la cual podria descifrar los nombres de las personas comprometidas en estas correspondencias, se encontraba en poder de Luisa Recabárren, (i parece que lo estaba realmente), i exijió de ella la entrega de ese importante medio de desbaratar la revolucion; pero todas las amenazas fueron inútiles. A fin de doblegar su carácter se la condujo presa al Monasterio las de Agustinas, el 4 de enero de