comprometido Carrera separaron un dia a los dos esposos; ella se fué a vivir en un rancho solitario mientras él seguia la serie de sus victorias i desgracias. Solo de cuando en cuando el destino unia por una hora a los dos esposos. Entónces un rayo de sol descendía sobre la pobre habitación de Mercedes. Una noche, una de esas noches solitarias en que las pasiones profundas asumen de improviso un carácter violento e impetuoso, José Miguel Carrera vió en su pobre estancia una de esas apariciones que nos hacen soñar despierto. Era la esposa enamorada e impaciente que desafiando todo peligro iba a consolar el alma angustiada del guerrillero. ¿Cuántas veces se repitieron esas dulces sorpresas? Cuatro o cinco en el espacio de algunos años; aquellos corazones se comunicaban solo por el pensamiento. Las cartas de José Miguel Carrera a su esposa pasan de doscientas i en ellas se refleja la pasion i vehemencia que perdió a uno de los mas ilustres i al mas desgraciado de los chilenos.
Se cree que aquella mujer pudo hacer variar el destino de José Miguel Carrera disuadiéndolo de sus empresas temerarias; pero en