Miéntras tanto el desenlace de la trajedia se acercaba violentamente. En una de las raras visitas que Mercedes hacia a su esposo fué capturada por el ejército arjentino. La desgraciada había llegado al campamento chileno el dia de la sorpresa de San Nicolás, la catástrofe que decidió del porvenir de Carrera. «Sorprendida i aterrorizada por el conflicto de aquel dia, se había refujiado en la iglesia con las mujeres del pueblo; pero el jeneral Quintana, que se pagaba de se ser un jentil caballero, envió un ayudante a tranquilizarla, diciéndole — «que aquella no era guerra de damas.»— Dos días mas tarde el caballeroso Dorrego restituyó su bella cautiva al jeneral chileno, enviándole con ella un cortés saludo». [1]
Desde esa funesta sorpresa Carrera estaba perdido, i su esposa tan íntimamente ligada a él por el amor, era ya una viuda abandonada en pais estraño, con cinco hijos pequeños, sin amigos i sin recursos.
Carrera desesperado, impotente, llevando en
- ↑ Vicuña Mackenna. — Ostracismo de los Carreras.— Páj. 302.