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Candelaria Soto.

el aparato i realidad de esas crueldades, a cuya vista temblaban los hombres mas valientes.

Reunióse en su palacio este espectro de tiranía, i en el silencio de la noche i con todo el aparato del terror, hizo conducir de su casa a la magnánima jóven con su madre; i despues de dejarla considerar por un rato el horrible espectáculo de aquellas furias se hizo entrar a un letrado, confidente del gobernador, quien del modo mas grosero i aparentando que no veia a su víctima, le dijo:

— Venga acá la traidora del rei i desertora de su bandera.

— Soi una niña que nunca he salido del lado de mi madre, dijo ella, rara que me imputeis faltas que solo podrian cometer los que manejan los negocios políticos.

— Servireis de escarmiento, contestó el juez, para que sepan los insurjentes que no hai sexo, edad o condicion que los exima de su delito. Idos i aguardad mis órdenes.

En efecto, al dia siguiente una partida de caballeria al mando de un oficial se presentó en su casa. Era la hora de la comida i la familia se encontraba al rededor de la mesa.