No es sólo eso: las relaciones de los incas con la Argentina son más nuevas todavía, remontándose, más ó menos, á un siglo ó siglo y medio antes de la entrada de los españoles. Por eso los incas, lejos de crear toda la civilización calchaquí que conocemos, ni la podían haber influido profundamente ni haber cambiado todos sus caracteres.
La pretensión de probar con pocos hechos sacados de la civilización de los incas, el origen de la civilización calchaquí, debía provocar la resistencia de muchos de los arqueólogos argentinos; hay que disculpar por eso sus errores, cuando caen, en el otro extremo y niegan no solamente la influencia directa de los incas sobre esa civilización, sino también cualquier otra influencia que podría desprestigiar el origen completamente autóctono de las civilizaciones argentinas.
Se puede dar un paso hacia adelante y salir de este juego, con términos generales. Si hubo influencias de una de las civilizaciones sobre la otra, éstas han sido individuales según el tiempo y según las civilizaciones que las ejercían. También hay que probarlas según los objetos, formas, técnicas y ornamentos que se comparan. Por eso hay que distinguir primero, cronológicamente, las diferentes etapas de desarrollo que en ambas partes hubo. Pero habiéndolo hecho, estamos en aptitud, en todo sentido, de hacer las comparaciones necesarias, con el fin de determinar la extensión y la calidad de las relaciones en el transcurso de los períodos.
Sorprende mucho que la arqueología argentina, que nos ha dado obras excelentes sobre exploraciones metódicas hechas en el interior del país, no haya llegado todavía á establecer una cronología, aunque preliminar, del desarrollo de estas civilizaciones antiguas.
Tal cronología es relativamente fácil, dado el contacto de los incas con la fase final de las antiguas civilizaciones argentinas. Encontramos en muchas partes artefactos incaicos al lado de