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Plutarco.—Las vidas paralelas.

tiempo de Saturno. Los que califican estos hechos de lisonja y adulacion á la muchedumbre encuentran el desengaño en todo el tenor del gobierno de Cimon, que siempre inclinó á la aristocracia, como que con Arístides repugnó é hizo frente á Temistocles, que daba á la muchedumbre más ensanches de lo que convenia; y despues se opuso á Efialtes, que para ganarse el pueblo queria debilitar el senado del Areopago. En un tiempo en que se veia que todos los demas, á excepcion de Aristides y Efialtes, estaban implicados en corrupciones y sobornos, él se conservó puro é intacto hasta el fin, de la lacha de recibir regalos, haciéndolo y diciéndolo todo gratuitamente y con limpieza. Dícese que vino á Atenas con grandes caudales un barbaro llamado Resaces, que se habia rebelado al Rey, el cual, mortificado de calumniadores, acudió á Cimon y le presentó en el recibimiento dos picheles, lleno el uno de daricos de plata y el otro de oro, y que Cimon al verlo se echó á reir, y le preguntó qué era lo que preferia, que Cimon fuese su asalariado ó su amigo, y como respondiese que amigo: «pues, bien, le repuso, véte y llévate contigo esta riqueza, porque me servirá, si la hubiere menester, siendo tu amigo.

Pagaban los aliados sus contribuciones, pero no daban los hombres y las naves que les correspondian, sino que dejados ya de expediciones y de milicia, no teniendo que hacer la guerra, aspiraban sólo á cultivar sus campos y vivir en reposo, habiéndose hecho la paz con los bárbaros, y no siendo de éstos molestados, que era por lo que ni tripulaban las naves ni daban hombres de guerra. Los demas generales de los Atenienses los estrechaban á cumplir con estas cargas; y usando de multas y castigos con los que estaban en descubierto, hacian áspero y aborrecible su imperio. Mas Cimon seguia en este punto un camino enteramente opuesto, no haciendo violencia á ninguno de los Griegos; sino que de los que á ello se acomodaban tomaba el dinero y las naves vacías, y los dejaba que se acostum-