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CIMON.

estás, le dijo; vieja estás, Elpinice, para manejar tan arduos negocios; mas que con todo en la vista de la causa se mostró muy benigno con Cimon, no habiéndose levantado durante la acusacion más que una sola vez como para cumplir.

Salió, pues, absuelto de esta causa; y en las cosas de gobierno, mientras estuvo presente, dominó y contuvo al pueblo, que acosaba á los principales ciudadanos y procuraba atraer á sí toda la autoridad y el poder; pero cuando volvió a marchar á la armada, alborotándose los más y trastornando el órden existente de gobierno y las instituciones patrias en que antes habian vivido, poniéndose al frente Etialtes, quitaron al Senado del Areopago el conocimiento de todos los juicios, á excepcion de muy pocos; y erigiéndose en árbitros de los tribunales, introdujeron una democracia absoluta, teniendo ya entónces Pericles bastante influjo, y habiéndose puesto de parte de los muchos. Por esta causa, como Cimon á su vuelta se hubiese indignado porque habian oscurecido la majestad del consejo, y bubiese intentado volver á llevar á él los juicios y restablecer la aristocracia de Clistenes, se juntaron muchos á gritar y á irritar al pueblo, renovando lo de la herinana y acusándole de laconismo, acerca de lo cual son bien conocidos aquellos versos de Eupolis contra Cimon:

No era hombre malo; un poco dado al vino, Descuidado, y que á veces en Esparta Noche solía hacer, aquí dejando Sola y sin compañía á su Elpinice.

Pues si falto de atencion y tomado del vino conquistó tantas ciudades y alcanzó tantas victorias, es claro que á ba ber estado cuerdo y atento, ninguno de los Griegos ni ántes ni despues de él hubiera igualado sus hechos.

Fué en efecto, desde el principio lacomano, y de dos TOXO III 8