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Plutarco.—Las vidas paralelas.

en los combates navales. Movió Neoptolemo con grande impetu, y como diese órden al timonero de que dirigiera para un fuerte choque, temiendo Demágoras el peso de la nave real y la punta de su bronceado espolon, no se atrevió á oponérsele de proa, sino que dando prontamente la vuelta, maniobró para que el choque fuese por la popa, con lo que el golpe que por aquella parte recibió fué sin daño alguno, por haber recaido en la parte de la nave metida en el agua. Llegaron en esto los suyos, y dando órden Lúculo para que su nave se volviese de frente, despues de haber ejecutado hazañas dignas de memoria, obligó á huir á los enemigos, y se puso en persecucion de Neoptolemo.

Uniéndose desde allí con Sila en el Quersoneso, cuando ya éste se proponia regresar, le proporcionó un viaje seguro y trasportes para el ejército. Como despues de hechos los tratados y de retirado Mitridates al Ponto Euxino hubiese Sila impuesto al Asia veinte mil talentos, parece que fué para las ciudades un alivio de la severidad y aspereza de Sila el que en un encargo tan duro y desagradable se les mostrase Lúculo no solamente integro y justo, sino tambien afable y benigno. A los de Mitilene, que se habian pasado al otro partido, tenía determinado guardarles cierta consideracion, y que fuera suave el castigo por lo que babian hecho en favor de Mario; pero hallándolos irreducibles, marchó contra ellos, y venciéndolos en batalla, los encerró dentro de sus murallas. Habiales puesto sitio; pero de día y muy á su vista navegó para Elea; y volviendo despues sin ser visto ni advertido, se puso cerca de la ciudad en asechanza; y como los Mitileneos saliesen sin órden y sumamente confiados á apoderarse de un campamento que suponian abandonado, cayendo sobre ellos, hizo prisioneros á la mayor parte, y de los que se defendieron mató unos quinientos, habiendo sido seis mil los cautivos, é inmenso el botin que les tomó. Así detenido en el Asia, por una disposicion al parecer divina, para desem-