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LÚCULO.

llamado Pedalio; y que habiendo llegado salvo á Sinope con sus armas y sus amigos, arrebató á los Siros la ciudad; pues la poseyeron, segun se dice, los Siros descendientes de Siro, hijo de Apolo y de Sinope Asopide: oida la cual relacion, no pudo ménos Lúculo de traer á la memoria la advertencia de Sila; quien previene en sus Comentarios que nada tenía por tan digno de fe y tan seguro como lo que se le significaba en los sueños. Al oir allí que Mitridates y Tigranes tocaban ya casi con su ejército en la Licaonia y la Cilicia para ser los primeros en invadir el Asia, tuvo por muy extraña la conducta de aquel Armenio, que si pensaba en hacer frente a los Romanos, no se valió para la guerra de Mitridates todavia floreciente, ni juntó sus fuerzas con las de éste en los días de su prosperidad; y ahora cuando habia dejado que fuese arruinado y deshecho, sobre tibias y flacas esperanzas comenzaba la guerra, uniéndose con los que no podían volver en sí.

En esto Macares, hijo de Mitridates, que ocupaba el Bósforo, le envió una corona de valor de mil áureos, pidiéndole le tuviese por amigo y aliado de los Romanos; y entonces, dado ya por fenecida la primera guerra, dejó á Sornacio en custodia de la region del Ponto con seis mil soldados; y él, conduciendo doce mil infantes y unos tres mil caballos, corrió á la segunda guerra, pareciendo que con un arrojo extraño, y en el que no entraba por nada la cuenta de su salud, se precipitaba entre naciones belicosas entre muchos millares de caballos, y á un país de interminable extension, circundado de rios profundos y de montañas cubiertas siempre de nieve: tanto, que los soldados, que ya no observaban la mejor disciplina, le seguian con disgusto y violencia; y en Roma los tribunos de la plebe clamaban y se quejaban altamente de que Lúculo pasaba de una guerra á otra, sin conveniencia de la república, no deponiendo nunca lasjarmas por no quedar sin mando, y haciéndose rico y opulento con los peligros públicos; mas