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LÚCULO.

rato de su adquirida riqueza, no sólo en paños de púrpura, en vajilla con pedreria, en coros y representaciones, sino en la muchedumbre de manjares, y en la diferencia de guisos, con lo que excitaba la admiracion de las gentes de ménos valer. Por tanto, fué celebrado aquel dicho de Pompeyo hallándose enfermo. Prescribióle el médico que comiera un tordo; y diciéndole los de su familia que siendo entonces el tiempo del estío no podria encontrarse sino engordado en casa de Lúculo, no permitió que fueran aliá á buscarlo, sino que dijo al médico: «¡Conque si Lúculo no fuera un gloton, no podria vivir Pompeyo?» y le pidió le mandase cosa mas fácil de encontrar. Caton era su amigo y su deudo; y con todo estaba tan mal con esta conducta suya y con su lujo, que habiendo hablado en el Senado un jóven larga é inoportunamente sobre la moderacion y la templanza, se levantó Caton, é interrumpiéndole le dijo: «¡No te cansarás de enriquecer como Craso, de vivir como Lúculo y de hablar como Caton?» Algunos bien convienen en que esto se dijo, mas no refieren que Caten lo hubiese dicho.

Que Lúculo, no sólo se complacia en este tenor de vida que habia adoplado, sino que hacía gala de él, se deduce de ciertos rasgos que todavía se recuerdan. Dícese que vinieron á Roma unos Griegos, y les dió de comer bastantes días. Sucedióles lo que era natural en gente de educacion, á saber, que tuvieron cierto empacho, y se excusaron del convite, para que por ellos no se hicieran cada dia semejantes gastos; lo que entendido por Láculo les dijo con sonrisa: «Algun gasto bien se bace por vosotros; pero el principal se hace por Lúculo.» Cenaba un dia solo, y no se le puso sino una mesa y una cena moderada: incomodóse de ello, é hizo llamar al criado por quien corrian estas cosas; y como éste le respondiese que no habiendo ningun convidado creyó no querria una cena más abundante:

"¿pues cómo, le dijo, no sabías que hoy Láculo tenía á ce-