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NICIAS.

garse á una batalla con fuerzas inferiores y mal organizadas. Pero de Menandro y Eutudemo, que acababan de ser elevados al mando, se habia apoderado cierta envidia y emulacion contra los otros dos generales, proponiéndose ejecutar algun hecho nolable ántes que llegase Demóstones y.oscurecer si podian á Nicias. El pretexto, sin embargo, era el celo por la gloria de la república, la que decian pereceria y anublaria del todo si mostrasen temer á los Siracusanos, que los provocaban á batalla; con lo que le obligaron á combatir. Engañados con una estratagema por Ariston, piloto de Corinto, fué destrozada enteramente su ala izquierda, segun escribe Tucídides, con pérdida de mucha gente. Alligióse sobremanera Nicias con este infortunio; pues si mandando sólo ya había empezado á caer, ahora los colegas le habian precipitado.

Dejóse ver en esto Demóstenes en el puerto tan brillante con la pompa de su magnifica escuadra, como formidable á los enemigos, trayendo en setenta y tres galeras cinco mil infantes, y entre tiradores de armas arrojadizas, flecheros y honderos arriba de tres mil. El ornato de las armas, las insignias de las naves, y la muchedumbre de cantores y flautistas presentaba un aparato teatral, propio para infundir á aquéllos terror. Volvieron, por tanto, los Siracusanos á con cebir los mayores recelos, viendo que sus trabajos no tenian término ni alivio, y que se estaban consumiendo y aniquilando on vano. No le duró de otra parte á Nicias largo tiempo el placer de la venida de aquellas fuerzas; pues apénas entró en conferencias con Demóstenes, cuando le vió resuelto á que al punto se acometiera á los enemigos, y sin perder momento se pusiera todo al tablero, para tomar á Siracusa y volverse á casa; de lo que concibió gran temor; y maravillado de aquella prontitud y temeridad, le rogaba que nada se hiciera por desesperacion y sin maduro consejo. Deciale que la dilacion era toda contra los enemigos, que se hallaban gastados en sus bienes, y no podian contar con