Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/224

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
226
Plutarco.—Las vidas paralelas.

hacía que no apareciesen los demas. Las pruebas más evidentes de su codicia son el modo con que se hizo rico, y lo excesivo de su caudal; porque no teniendo al principio sobre trescientos talentos, despues cuando ya fué admitido al gobierno ofreció á Hércules la décima, dió banquetes al pueblo, y á cada uno de los Romanos le acudió de su dinero con trigo para tres meses; y sin embargo, habiendo hecho para su conocimiento el avance de su hacienda ántes de partir á la expedicion contra los Partos, halló que ascendia á la suma de siete mil y cien talentos; y si aunque sea en oprobio suyo hemos de decir la verdad, la mayor parte la adquirió del fuego y de la guerra: siendo para él las miserias públicas de grandisimo producto. Porque cuando Sila, despues de haber tomado la ciudad, puso en venta las haciendas de los que habia proscrito, reputándolas y llamándolas sus despojos, y quiso que la nota de esta rapacidad se extendiese á los más que fuese posible y á los más poderosos, no se vió que Craso rehusase ninguna donacion ni ninguna subasta.

Además de esto, teniéndose por contínuas y connaturales pestes de Roma los incendios y hundimientos por el peso y el apiñamiento de los edificios, compró esclavos arquitectos y maestros de obras; y luego que los tuvo, habiendo llegado á ser hasta quinientos, procuró hacerse con los edificios quemados y los contiguos á ellos, dándoselos los dueños, por el miedo y la incertidumbre de las cosas, en muy poco dinero, por cuyo medio la mayor parte de Roma vino á ser suya. Y sin embargo de poseer tantos artistas, nada edificó para sí, sino la casa de su habitacion; porque decia que los amigos de obras ellos se aruinaban á sí mismos sin necesidad de otros enemigos. Eran muchas las minas de plata que tenia, posesiones de gran precio en sí, y por las muchas manos que las cultivaban; y á pesar de eso, todo era nada en comparacion del valor de sus esclavos; ¡tantos y tales eran los que tenia! lectores, amanuen-