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SERTORIO.


No es maravilla quizá que en un tiempo indeterminado, inclinándose ora á una parte y ora á otra la fortuna, los acontecimientos vuelvan á repetirse muchas veces con las mismas circunstancias. Porque si no hay una muchedumbre determinada de accidentes, la fortuna tiene un poderoso artífice de la semejanza de los sucesos en lo indefinido de la materia; y si los acontecimientos están contraidos á un número prefijado, es necesario tambien que muchas veces los mismos efectos sean producidos por las mismas causas.

Hay algunos, por tanto, que complaciéndose en cotejar lo que han leido ú oido de esta clase de accidentes, forman una coleccion de los que parecen hechos de intento y con meditado discurso: como, por ejemplo, que habiendo babido dos Atis, personajes ilustres, el uno Siro y el otro Arcade, ambos fueron muertos por jabalíes. De dos Acteones, el uno fué despedazado por sus perros, y el otro por sus amadores. De dos Escipiones, por el uno fueron primero vencidos los Cartagineses, y por el otro fueron despues arruinados del todo. Troya fué tomada por Hércules á causa de los caballos de Laomedonte; por Agamenon mediante el caballo llamado de madera; y tercera vez por Caridemo, á causa del accidente de haberse caido un caballo en las puertas, y no haber podido los Troyanos cerrarlas