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Plutarco.—Las vidas paralelas.

como un jóven, sino como un hombre de prudencia consumada, libertando á Roma de grandes sustos y calamidades. Porque recogiendo todas aquellas cartas y escritos de Sertorio, los quemó todos, sin leerlos ni dejar que otro los leyera; y á Perpena le quitó al instante la vida, por temor de que no se esparcieran aquellos nombres entre algunos y se suscitaran sediciones y alborotos. De los que conjuraron con Perpena, unos fueron traidos ante Pompeyo, y perdieron la vida; y otros, habiendo huido al Africa, fueron asaeteados por los Mauritanos. Ninguno escapó sino Aufidio, el rival en amores de Manio; el cual, ó porque se escondió, ó porque no se hizo cuenta de él, mendigo y odiado de todos, llegó á hacerse viejo en un aduar de los bárbaros.