Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo III (1879).pdf/303

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
305
SERTORIO.

acostumbrado á que los demas que á ellos asistian, en sus chistes y entretenimientos guardaran la mayor moderacion y compostura. Entonces, cuando se estaba en medio del festin, para buscar ocasion de reyerta, empezaron á usar de expresiones del todo groseras; y fingiendo estar embriagados, so propasaron á otras insolencias para irritarle. Él entonces, ó porque le incomodase aquel desórden, ó porque llegase á colegir su intento del precipitado modo de hablar y de la poca cuenta que contra la costumbre se hacía de su persona, mudó de postura y se reclinó en el asiento, como que no atendia ni oia lo que pasaba; pero babiendo tomado Perpena una taza llena de vino, y dejádola caer de las manos en el acto de estar bebiendo, se hizo gran ruido, que era la señal dada; y entonces Antonio, que estaba sentado al lado de Sertorio, le hirió con un puñal. Volvióse éste al golpe, y se fué á levantar; pero Antonio se arrojó sobre él y le cogió de ambas manos; con lo que hiriéndole muchos á un tiempo, murió sin haberse podido defender.

La mayor parte de los Españoles al punto abandonaron aquel partido, y se entregaron á Pompeyo y Melelo, enviándoles al efecto embajadores; y de los que quedaron, se puso al frente Perpena con resolucion de teptar alguna empresa. Valióse de las disposiciones que Sertorio tenía tomadas; pero no fué más que para desacreditarse y hacer ver que no era para mandar ni para ser mandado: pues que habiendo acometido á Pompeyo, fué en el momento derrotado por éste; y quedando prisionero, ni siquiera supo llevar el último infortunio como á un general correspondia; sino que habiendo quedado dueño de la correspondencia de Sertorio, ofreció á Pompeyo mostrarle cartas originales de varones consulares y de otros personajes de gran poder en Roma, que llamaban á Sertorio á la Italia, con deseo de trastornar el órden existente y mudar el gobierno; pero Pompeyo se condujo en esta ocasion, no TOMO 111.

20