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Plutarco.—Las vidas paralelas.

á Cratero áun estaban dispuestos á recibirlo con la mejor voluntad. Por lo que hace á Neoptolemo, no se le ocultó á Eumenes que le estaba fraguando una traicion: llamóle, pues, y en lugar de obedecer, se dispuso á combate. Entónces por la primera vez sacó Eumenes fruto de su prevision y sus aprestos: porque vencida ya su infanteria, rechazó con la caballeria á Neoplolemo, tomándole todo su bagaje; y cargando con fuerza sobre las tropas enemigas, dispersas con motivo de seguir el alcance, las obligó á rendir las armas y á que, prestado nuevo juramento, sirvieran con él. Neoptolemo, pues, recogiendo de la fuga unos cuantos, se fué á amparar de Cratero y Antipatro; de parte de los cuales se tabia ya enviado una embajada á Eumenes, proponiéndole que se pasara á su parlido, y recogeria el fruto, no sólo de conservar las satrapías que ya tenía, sino de recibir además de ellos más estados y tropas, haciéndose amigo de Antipatro, de enemigo que antes era, y no convirtiéndose de amigo en contrario de Cratero.

Oida la embajada, respondió Eumenes: que siendo antiguo enemigo de Antipatro, no se baria ahora su amigo, y más cuando veia que él no hacía diferencia entre unos y otros; y en cuanto á Cratero, estaba pronto á reconciliarle con Perdicas, y á que se avinieran á lo justo y 'equitativo; pero que si empezaba á ofenderle, estaria por él agraviado mientras tuviese aliento, y ántes perderia su persona y su vida que faltar á su lealtad.

Recibida por Antipatro esta respuesta, pusiéronse á deliberar sobre sus negocios muy despacio; y llegando á este tiempo Neoptolemo en consecuencia de su retirada, les dió cuenta de la batalla, requiriéndolos, sobre que le diesen ayuda, con encarecimiento á entrambos, pero sobre todo á Cratero: diciendo que era muy deseado de los Macedonios, y que con solo ver su sombrero ú oir su voz, corriendo se pasarian á él con las armas. Porque en verdad era grande la reputacion de Cratero, y muchos los