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Plutarco.—Las vidas paralelas.

saber que la seña de los enemigos era Minerva y Alejandro; y él dió tambien por seña Céres y Alejandro, magdando que todos tomasen espigas y con ellas cubriesen y coronasen las armas. Muchas veces estuvo para descubrir y anunciar a los demas jefes y caudillos quién era aquel con quien iba á pelear, no siendo él solo depositario de un arcano que tanto convenia guardar y encubrir; pero al cabo se aluvo á su primer discurso, y no confió aquel peligro á otro juicio que el suyo.

No puso al frente de Cratero á ninguno de los Macedonios, sino dos cuerpos de caballería extranjera mandados por Farsabazo hijo de Artabazo, y por Fénix Tenedio, á quienes dió la orden de que en viendo a los enemigos les acometieran y vinieren con ellos á las manos con loda presteza, sin darles tiempo alguno y sin admitirles parlamentario: porque temia en gran manera á los Macedonios no fuese que conociendo á Cratero desertaran y se pasaran á él. Por su parte, formando un escuadron con los más esforzados, tambien de caballería, en número de trescientos, y colocándose á la derecha, se dispuso á combatir conima Neoptolemo. Luego que pasada una loma que habia en medio, los descubrieron, como cargasen con mucha velocidad y extraordinario ímpeto, sorprendido Cratero, se quejó amargamente con Neoptolemo por haberle engañado!

acerca de pasársele los Macedonios; y exhorlando á los caudillos que le asistian á portarse con valor, acometió igualmente contra los enemigos. llabiendo sido sumamente violento este primer choque, y quebrádose las lanzas, con lo que se hubo de venir á las espadas, Cratero no hizo afrenta á la memoria de Alejandro, sino que derribó á gran número de enemigos, y rechazó muchas veces á los que se le oponian; pero herido al fin por un Tracio, que le acometió de coslado, cayó del caballo. Estando en tierra muchos pasaron de largo sin reparar en él; pero Gergias, uno de los caudillos de Eumenes, le conoció, y apeandose