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Plutarco.—Las vidas paralelas.

órdenes para que todas las tropas se reunieran sin dilacion desde sus respectivos cuarteles, montó á caballo con los demas caudillos, y escogiendo en las cumbres un lugar que estuviera bien á la vista de los que caminaban por el desierto, midió en él las distancias, y mandó que de trecho en trecho encendieran fuegos del mismo modo que si hubiera un campamento. Hizose así, y descubiertas las hogueras por Antigono desde los montes, le sobrevino gran pesar y desaliento, por parecerle que muy de antemano lo habian sabido los enemigos, y marchaban en su busca.

Para no verse, pues, en la precision de haber de pelear cansado y faligado del camino contra tropas prevenidas y descansadas, abandonando el alajo hizo la marcha por las aldeas y ciudades, para reponer de esta manera su ejército. Como no encontrase ningun estorbo de los que se encuentran siempre cuando los enemigos se hallan cerca, y los paisanos le dijesen que no se habia visto ningun ejército, y sí todo aquel sitio lleno de bogueras, conoció que habia sido burlado por Eumenes; y mortificado sobremnera continuó con ánimo de que la contienda se decidiese en formal batallai En esto, reunida la mayor parte de la tropa del ejército de Eumenes, celebrando su gran talento, resolvió que él sólo tuviera el mando. Disgustados y resentidos de ello los caudillos de los Argiraspidas, Antigenes y Teutamo, empezaron á pensar en los medios de perderte, y tenendo una junta con los más de los otros sátrapas y caudillos, trataron de cómo y cuándo habian de acabar con Eumenes.

Como conviniesen todos en que para la batalla se valdrian de él, y terminada le quitarian del medio, Eudamo, conductor de los elefantes, y Faidimo dieron secrelamente parte á Eumenes de lo determinado; no por amistad ó inclinacion, sino por el cuidado de no perder el dinero que le tenian dado á logro. Mostróseles agradecido Eumenes; retiróse á su tienda; y dicendo á sus amigos que estaba