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Plutarco.—Las vidas paralelas.

éste, y que en todo los complaceria con tal que consiguiese tener en sus manos á Eumenes, tomaron los Argiraspidas una resolucion dura y terrible, que fué la de entregar á Eumenes vivo en manos de sus enemigos. Empezaron por presentársele sin causar sospecha, para tenerle así en observacion, y con este objeto unos se lamentaban de la perdida de los equipajes; otros le daban ánimo, pues que habia quedado vencedor; y otros culpaban á los demas caudillos; pero despues, arrojándose sobre él, le quitaron la espada, y con su mismo ceñidor le ataron las manos á la espalda. Como viniese laégo Nicanor, enviado por Anlígono para entregarse de él, pidió que pasándole por entre los Macedonios, se le permitiera hablar, no para interponer ruegos ó disculpas, sino para advertirles de lo que les convenia. Habiéndose impuesto silencio subió á un sitio poco elevado, y tendiendo las manos aladas (t): «¿Podria ni por sueño, exclamó, oh los más malvados de los Macedonios, levantar contra nosotros Antigono un trofeo como el que levanlais vosotros contra vosotros mismos, entregando cautivo á vuestro general? ¿Puede darse cosa más vergonzosa que el que siendo vosotros vencedores, os confeseis vencidos á causa del bagaje, como si el vencer pendiera de las riquezas y no de las armas, y áun entregueis á vuestro general por rescate de unos equipajes? Yo por mí sufro esta violencia invicto, porque he vencido á los enemigos, y mi ruina me viene de mis propios aliados; mas vosotros, por Júpiter poderoso y por los Dioses que presiden á los juramentos, dadme aquí la muerte en obsequio de ellos. Si aquí me quitais la vida, me reconozco becbura vuestra; y no temais las quejas de Antigono, porque como quiere á Eumenes es muerto, no vivo. Si no quereis emplear vues(1) Justino dice que antes de hablar se le habian aflojado las ataduras; y sólo habiéndosele ligado de otro modo pudo tenderlas á los Macedonios. Plutarco en la narracion suele ser demasiado rá pido y conciso.