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AGESILAO.

y alrededor de él los más alentados de los Esparciatas.

Dícese que entre éstos murió tambien Cleonumo, aquel jóven gracioso hijo de Esfodrias; y que habiendo caido en tierra tres veces delante del Rey, otras tantas se volvió á levantar para combatir con los Tebanos.

Habiendo experimentado entonces los Lacedemonios una derrota inesperada, y los Tobanos una dicha y acrecentamiento de gloria cuales nunca habian experimentado ánLes los Griegos peleando unos contra otros, no es menos de admirar y aplaudir por su virtud la ciudad vencida que la vencedora. Y si dice Jenofonte, que de los hombres excelentes áun las conversaciones y palabras de que usan en medio del solaz y los banquetes tienen algo digno de recuerdo, en lo que ciertamente tiene razon; áun es más digno de saberse y quedar en memoria lo que los hombres formados á la virtud hacen y dicen con decoro cuando les es contraria la fortuna, Porque hacía la casualidad de que Esparta solemnizase una de sus festividades, y fuese grande en ella el concurso de forasteros con motivo de celebrarse combates gimnásticos, cuando llegaron de Leuctras los que traian la nueva de aquel infortunio; y los Eforos, aunque desde tuégo entendieron baber sido terrible el golpe, y que habían perdido el imperio y superioridad, ni permitieron que el coro se retirase, ni que se alterase en nada la forma de la fiesta; sino que enviando por las casas á los interesados los nombres de los muertos, ellos continuaron en el espectáculo, atendiendo al combate de los coros. Al día siguiente al amanecer, sabiéndose ya de público quiénes se habian salvado y quiénes habian muerto, los padres, tutores y deudos de los que habian fallecido bajaron á la plaza, y unos á otros se daban la mano con sembiante alegre, mostrándose contentos y risueños; was los de aquellos que habian quedado salvos, como en un duclo se mantenian en casa con las mujeres; y si alguno tenía que salir por necesidad, en el gesto, en la voz y en las miradas se AGESILAO.