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Plutarco.—Las vidas paralelas.

esto los Romanos, corrieron á ellos con grande gritería, y como no tuvieron valor ni siquiera para esperarlos, sino que se entregaron á la fuga, los acuchillaron y destrozaron, muriendo más de diez mil de ellos, y les tomaron el campamento. Al principio Mitridates con ochocientos caballos se había abierto paso por entre los Romanos poniéndose en retirada; pero á poco se desbandaron todos los demas, quedándose con tres solos, entre los que se hallaba la concubina Hipsicracia, que siempre se habia mostrado varonil y arrojada, tanto que por esta causa el Rey la llamaba Hipsicrates. Llevaba esta entonces la sobrevesta y el caballo de un soldado persa, y ni se mostró fatigada de tan larga carrera, mi con haber atendido al cuidado de la persona del Rey y de su caballo necesitó de reposo, hasta que llegaron al fuerte de Inora, depósito de los caudales y preseas del Rey, de donde tomando éste las ropas más preciosas, las distribuyó á los que de la fuga habian acudido á él. Dió tambien á cada uno de sus amigos un veneno mortal para que ninguno de ellos se entregase contra su voluntad á los enemigos; y desde allí marchó á la Armenia á unirso con Tigranes; pero como éste le desechase, y áun le hiciese pregonar en cien talentos, pasando por encima del nacimiento del Eufrates, huyó por la Colquida.

Mas Pompeyo se dirigió á la Armenia llamado por Tigranes el jóven, que habiéndose ya rebelado al padre, salió á unirse con aquél junto al rio Arajes; el cual, naciendo de los mismos montes que el Eufrates, vuelve luégo hácia el Oriente, y desagua en el mar Caspio. Recorrieron, pues, juntos las ciudades, y las fueron 'reduciendo; y Tigranes el mayor, que poco antes habia sido arruinado por Lúculo, sabedor de que Pompeyo era benigno y dulce de condicion, admitió guarnicion en su corte, y acompañado de sus amigos y deudos fué á hacerle entrega de su persona.

Llegó á caballo hasta el valladar, donde dos lictores de Pompeyo le salieron al encuentro, y le previnieron bajase