Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo II (1879).pdf/120

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
122
Plutarco.—Las vidas paralelas.

tencia contra las otras estatuas, la del tirano Gelon el mayor, guardándole este honor y respeto por la victoria que en Himera ganó á los Cartagineses.

Enriquecida y repoblada la ciudad de esta manera por acudir á ella ciudadanos de todas partes: queriendo Timoleon poner en libertad á las demas ciudades, y acabar enteramente con las tiranías de la Sicilia marchando con las tropas á sus capitales, redujo á lquetes á la necesidad de separarse de los Cartagineses, y de convenir por un tratado en destruir las ciudadelas y vivir como particular en Leoncio; y á Leptines, que tenía tiranizada á Apolonia y otros muchos pueblos, y que cuando se vió en peligro de ser hecho prisionero si entraba en lid, se le rindió á discrecion, lo trato con indulgencia, y lo hizo conducir á Corinto, teniendo por cosa gloriosa para la metrópoli el que los Griegos vieran á los tiranos de la Sicilia vivir en el destierro y la humillacion. Queriendo por otra parte que los estipendiarios vivieran de la milicia, y no estuvieran ociosos, aunque él se restituyó á Siracusa para atender al establecimiento del gobierno, ayudándose para lo más principal y delicado de estas tareas de Céfalo y Dionisio, legisladores que habian venido de Corinto, envió contra las posesiones de los Cartagineses á Dinarco y Demareto; los cuales, sacando muchas ciudades del poder de los bárbaros, no sólo consiguieron vivir en la abundancia, sino que con el botin recogieron fondos para la guerra.

Dirígese en tanto la armada de los Cartagineses al Lilibeo, conduciendo sesenta mil hombres de tropa, doscientas galeras y mil barcos, que traian á bordo máquinas y carros con víveres abundantes y todas las demas provisiones, no ya para hacer parcialmente la guerra, sino para arrojar á los Griegos de toda la Sicilia: siendo aquella fuerza suficiente para sojuzgar á los Sicilianos, áun cuando no estuvieran debilitados y gastados con sus mutuas contiendas; y cuando entendieron que su territorio había sido