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Paulo Emilio.

se dedicaban los más distinguidos de ellos para ganar popularidad, haciéndose serviciales y obsequiosos, no obstante que no le taltaba para todo esto habilidad; sino que prefirió como más apreciable la gloria que acompaña al valor, á la justicia y á la lealtad, virtudes en que muy pronto se aventajó á todos los de su tiempo.

El cargo primero que pidió, de los más distinguidos en la república, fué el de Edil, para el que fué preferido á doce concurrentes, que todos se dice haber sido despues Cónsules. Creado para el sacerdocio de los llamados Augures, á los cuales tienen los Romanos por inspectores y coladores de la adivinacion por las aves y los prodigios, de tal modo observó las costumbres patrias, y emuló la piedad de los antiguos en las cosas de la religion, que este sacerdocio, que hasta entonces no habia parecido más que un honor, apetecido precisamente por cierta gloria y opinion, compareció entonces como una de las artes más perfectas; viniendo á coincidir con el sentir de aquellos filósofos que habian definido la piedad, ciencia del culto de los Dioses:

porque todo lo hizo con ensayo y con esmero, no ocupándose en otra cosa cuando de estas se trataba, ni omitiendo ó innovando nada, sino conferenciando siempre, é instruyendo á sus colegas hasta en las cosas más pequeñas; de manera que si alguno podia tener por leve y muy disculpable el faltar en estos objetos religiosos, él hacía ver que era peligrosa para la ciudad la remision y negligencia en ellos. Porque ninguno empieza de pronto á trastornar el gobierno con un gran crímen, sino que abren camino para destruir la guarda de las cosas mayores los que descuidan del celo y esmero en las pequeñas. Por el mismo término se ostentó maestro y celador de las costumbres militares, no con bacerse popular en el mando, ni aspirando, como muchos entonces, á los segundos grados con hacerse obsequioso y blando á los súbditos, sino con observar las costumbres de la milicia como un sacerdote las ceremonias