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Plutarco.—Las vidas paralelas.

mos dicho; y muerto el segundo despues de aquella 80lemnidad, congregando á los Romanos en junta pública, les dirigió un razonamiento propio, no de un hombre que necesitaba consuelo, sino de quien se proponia consolar á sus conciudadanos afligidos con sus propios infortunios.

Nunca temi nada, les dijo, en las cosas humanas; mas en las superiores, recelando siempre de la fortuna como de la cosa más instable y vária, al ver que más principalmente en esta guerra, como un viento favorable, habia precedido á mis negocios, no dejé de esperar alguna mudanza y contrariedad. Porque atravesando desde Brindis el mar Jonio, en un dia aporlé á Corfú; y estando desde allí al sétimo en Delfos sacrificando á Apolo, en otros cinco me reuní con el ejército; y hecha la ceremonia de su purificacíon segun costumbre, dando principio á las operaciones de la guerra, en otros quince días lo di el complemento más glorioso. Desconfiado, pues, de la fortuna por el curso tan próspero de los sucesos, pues que fué grande la seguridad, y ninguno el peligro de parte de los enemigos, entónces más particularmente empecé á temer para la navegacion la mudanza de algun Genio; habiendo vencido con feliz suerte tan numeroso ejército, y trayendo despojos y reyes cautivos. Llegué con todo salvo entre vosotros, y encontrando la ciudad rebosando en júbilo, en aplausos y en flestas, todavia no dejé de sospechar de la fortuna, sabiendo que no lisonjea en las cosas grandes á los hombres con nada que sea cierto y sin desquite; y nunca mi alma depuso este miedo, agitada siempre y en observacion de lo futuro, hasta que me hirió en mi casa con tamaña desventura, teniendo que celebrar unos en pos de otros, en los dias más festivos y solemnes, los funerales de los dos más amables hijos que habia reservado para que fuesen mis herederos. Considérome, pues, ahora fuera de todo grave peligro, y aun conjeturo y pienso que para mi mismo ha de permanecer ya la fortuna inocente y segura;