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Plutarco.—Las vidas paralelas.

la Sicilia un viático para aquella guerra. Y lo que es los jóvenes espontáneamente se le unieron, acalorados con tan lisonjeras esperanzas; pues además oian á los ancianos deducir maravillosas consecuencias de aquella exposicion; tanto, que muchos se ponían en las palestras y en los corrillos á dibujar la figura de la isla, y la situacion del Africa y de Cartago. Mas dícese del filósofo Sócrates, y del astrólogo Meton, que ni uno ni otro esperaron nunca nada provechoso á la ciudad de semejante proyecto: aquél por aparecérsele, como es de creer, su genio familiar y predecírselo; y Meton, porque receló por su propio discurso lo que iba á suceder, ó porque usó para ello de alguna adivinacion: de forma que fingió haberse vuelto loco, y tomando un tizon encendido iba á pegar fuego á su propia casa: aunque algunos dicen que no hubo de parte de Meton tal ficcion de locura, sino que dió efectivamente fuego á su casa por la noche, y á la mañana se presentó á pedir y suplicar que por aquella desgracia le dejaran al hijo libre por entonces de la milicia; y habiendo engañado asi á los ciudadanos, consiguió lo que queria.

Fué, sin embargo, nombrado general Nicias contra su voluntad, repugnando no ménos el mando que el colega que se le daba: porque juzgaron los Alenienses que se conduciria mejor aquella guerra no dejando absoluto á Alcibiades, sino mezclando con su osadía la circunspeccion de Nicias; porque el tercer general Lamaco, aunque hombre de más edad, se habia visto en algunos combates que no cedia á Alcibíades en ardor y en arrojo á los peligros.

Cuando deliberaban sobre la cantidad y modo de los preparativos, volvió a intentar Nicias el oponerse y paralizar la guerra; mas contradijole Alcibiades y salió con su intento, escribiendo el orador Demostrato, y persuadiendo que convenia hacer á los generales árbitros de los preparativos y de la suma de la guerra; lo que así fué decretado por el pueblo. Estando ya todo dispuesto para dar la vela,