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Plutarco.—Las vidas paralelas.

mujer, le rogó ésta con encarecimiento y con lágrimas que procurara salvarse; á lo que contestó: «Eso, mujer mia, está muy bien encargarlo á los particulares; á los que mandan debe encargárseles que salven á los demas.» Marchó, pues, al ejército, en el que, como hubiese diversidad de opiniones entre los Beotarcas, fué el primero en adherirse al dictámen de Epaminondas, que habia votado se marchara á dar batalla á los enemigos; y sin embargo de que no se hallaba nombrado Beotarca, aunque si comandante de la cohorte sagrada, los atrajo á su parecer: consideracion debida á un hombre que tantas prendas babia dado para la libertad. Despues de resuelto el dar batalla, y que en las inmediaciones de Leuctras se pusieron los reales en oposicion á los de los Lacedemonios, tuvo Pelópidas entre sueños una vision, que le puso en grande sobresalto. Es de tenerse presente que en el territorio de Leuctras existe el sepulcro de las hijas de Esquedaso, á las que llaman las Leuctridas, por razon del sitio: por cuanto habiendo sido violentadas por unos forasteros Esparciatas, se les dió allí sepultura. De resulta de esta terrible é injusta accion, el padre, como no hubiese alcanzado en Lacedemonia condigno castigo, hizo contra los Esparciatas las más horribles imprecaciones, y luego se dió å sí mismo la muerte sobre el sepulcro de las doncellas. Tuvieron los Esparciatas frecuentemente oráculos y respuestas sobre que se precavieran y guardaran del castigo Leuctrico; sino que muchos no lo entendian, y se quedaban confusos acerca del sitio, por cuanto hay tambien una aldea de la Laconia á la parte del mar llamada Leuctron; y en las cercanias de Megalópolis de Arcadia hay tambien otro sitio del mismo nombre: bien que el suceso de arriba era más antiguo que estas Leuctras.

Durmiendo, pues, Pelopidas en el campamento, le pareció estar viendo á aquellas jóvenes llorar sobre sus sepuleros, y hacer imprecaciones contra los Esparciatas; y que