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MARCELO.

vigésimosegundo, amenazaron á Roma principios de nuevas disensiones con los Galos: porque los losubres, habitantes de la parte de Italia que está al pié de los Alpes (pueblo tambien galo), ya de gran poder por sí mismos, allegaban otras fuerzas, convocando á los que de los Galos sirven á soldada, los cuales se llaman Gesatas: habiendo sido cosa prodigiosa y de gran dicha para Roma que ésta guerra céltica no hubiese concurrido con la africana; sino que los Galos, como si entraran de sustitutos, no se hubieran movido mientras duraba aquella contienda, y despues tratasen de acometer á los vencedores, y de provocarlos cuando ya estaban ociosos. No dejó con todo el país mismo de ser gran parte para que viniese temor en los Romanos, conmovidos con la idea de una guerra de la misma region, ya por la vecindad, y ya tambien por el antiguo renombre de los Galos; los cuales se ve haber sido muy formidables á los Romanos, que por ellos fueron desposeidos de su ciudad, pues que de resulta de este suceso establecieron por ley, que los sacerdoles fuesen exentos de la milicia, á no que sobreviniera otra guerra con los Galos. Daban tambien indicios de este miedo los mismos preparativos (porque se pusieron sobre las armas tantos millares de hombres cuantos nunca se vieron á la vez ní ántes ni despues), y las novedades que se hicieron en drden á los sacrificios; pues siendo así que nada admitian de los bárbaros ni de los extranjeros, sino que siguiendo principalmente las opiniones de los Griegos eran pios y humanos en las cosas de la religion; entonces al estar ya próxima la guerra se vieron en la necesidad de obedecer á unos oráculos de las Sibilas, y segun ellos á enterrar vivos en la plaza que llaman de los Bueyes á dos Griegos, varon y hembra, y del mismo modo á dos Galos: por los cuales Griegos y Galos hacen áun hoy en el mes de Noviembre ciertas arcanas é invisibles ceremonias.

Los primeros combates alternaron entre victorias y des15 TOMO II.