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Plutarco.—Las vidas paralelas.

pero que si la Grecia venciese, nadie deberia ignorar el celo y la virtud de Alejandro. Tenida esta entrevista, el rey de los Macedonios se volvió otra vez por su camino, y Arístides, pasando á la tienda de Pausanias, le dió cuenta de lo que habia pasado; con lo que fueron llamados los demas generales, y se les dió la orden de que tuvieran á punto el ejército, como para recibir batalla.

En esto, segun refiere Herodoto, hizo Pausanias á Aristides la proposicion de que los Atenienses tomaran el ala derecha formando contra los Persas; porque era mejor que pelearan contra ellos los que ya estaban aguerridos y habian adquirido osadía con anteriores triunfos; y que á ét se le diera el ala izquieda, contra la que habian de combatir aquellos Griegos que se habían hecho partidarios de los Medos. Tenian los demas caudillos de los Alenienses por inconsiderado é injusto á Pausanias, por cuanto no haciendo novedad en el resto del ejértito, á solos ellos los traia arriba y abajo como hilotes, exponiéndolos á los mayores peligros; pero Arístides les hizo presente que iban errados del todo, pues que antes habían altercado con los Tegeatas por tener el ala izquierda, y estaban ufanos con haberlo conseguido; y ahora, cuando los Lacedemonios se desistian voluntariamente del ala derecha, y en algun modo les entregaban el mando, no tenian en precio esta gloria ni se hacian cargo de lo que ganaban en no tener que pelear con sus compatriotas y deudos, sino con los bárbaros sus naturales enemigos. En consecuencia de esto, hicieron ya los Atenienses de muy buena voluntad con los Esparciatas el cambio propuesto; siendo muchas las conversaciones que entre si tenian, de que los enemigos ni traian mejores armas, ni ánimos más esforzados que los de Maraton, sino los mismos arcos, los mismos vestidos ricos y los nismos adornos de oro en cuerpos muelles y en almas cobardes; cuando nosotros tenemos tambien las mismas armas y los mismos cuerpos, pero mayor alien-