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Plutarco.—Las vidas paralelas.

arrollar con los Ilirios á los Lacedemonios, y los Aqueos guardaban tranquilos su formacion como les estaba mandado; pero enterado Euclidas, hermano de Cleomenes, de la desunion que esta operacion produjo en las fuerzas enemigas, envió sin dilacion á los más decididos de sus tropas ligeras, con órden de que cargasen por la espalda á los Ilirios y los contuvieran por este medio mientras estaban abandonados de la caballería. Hecho así, las tropas ligeras acometieron y desordenaron á los Ilirios; y viendo Filopemen que nada era tan fácil como caer sobre ellas, y que ántes la ocasion les estaba brindando, lo primero que hizo fué proponerlo á los jefes del ejército real; pero como éstos no le diesen oidos, y ántes le despreciasen, teniéndole por loco y por persona poco conocida y acreditada para semejante maniobra, la tomó de su cuenta, acometiendo y Bevándose tras sí á sus conciudadanos. Causó desde luego desórden y despues la fuga con gran mortandad en las tropas ligeras; pero queriendo dar aún más impulso á las tropas del Rey, y venir cuanto ántes á las manos con los enemigos, que ya empezaban á desordenarse, se apeó del caballo, y entrando en el combate en un terreno áspero y cortado con arroyos y barrancos, á pié, con la coraza y armadura pesada de caballería, no sin grandísima dificultad y trabajo, tuvo la fatalidad de que un dardo con su cuerda le atravesase lateralmente entrambos muslos, pasándolos de parte á parte, y causándole una herida gravisima, aunque no mortal. Quedó al principio inmoble como si le hubieran trabado con lazos, y sin saber qué partido tomar, porque la cuerda del dardo hacia peligrosa la extraccion de éste, habiendo de salir por todo lo largo de la herida:

así, los que estaban con él rehusaron intentarlo; pero estándose entonces en lo más recio de la batalla, lleno de ambicion y de ira, forcejó con los pies para no faltar de ella, y con la alternativa de subir y bajar los muslos rompió el dardo por medio, y así pudieron sacarse con separa-