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Plutarco.—Las vidas paralelas.

pugnaba con las manos por echarse fuera; y entonces Simias y Policno, que siempre en los combates estaban al lado de Filopemen, y lo protegian con sus escudos, los dos corrieron á un tiempo, presentando de frente las lanzas; pero sc les adelantó Filopemen dirigiéndose contra Macanidas; y como viese que el caballo de éste, levantando la cabeza le cubria el cuerpo, volvió ei suyo un poco, y embrazando la lanza, le hirió con tan violencia que le sacó de la silla y le derribó al suelo. En esta actitud le pusieron los Aqueos una estatua en Delfos, admirados en gran manera de este hecho y de toda aquella jornada.

Dieese que habiendo ocurrido la celebridad de los juegos Nemeus, cuando por segunda vez se hallaba de general Filopemen, haciendo muy poco tiempo que había alcanzado la victoria de Mantinca, como no luviese entónees que atender más que á la solemnidad de la fiesta, hizo por primera vez alarde de su ejército ante los Griegos, presentándole muy adornado, y haciéndole evolucionar como de costumbro al són de la música militar con aire y agilidad; y que despues, habiendo contienda de tañedores de cítara, pasó al teatro, llevando a los jóvenes con mantos militares y con ropillas de púrpura, y oste ntando éstos gallardos cuerpos y edades entre sí iguales, al mismo tiempo que mostraban grande veneracion á su general, y un aedimiento juvenil por sus muchos y gloriosos combates. No bien habian entrado, cuando el citarista Pilades, que por caso canlaba Los Persas de Timoteo, empezó de esta manera:

De libertad honor y prez glorioso Este para la Grecia ha conseguido.

Concurriendo con la belleza de la voz la sublimidad de la poesía, todos volvieron inmediatamente la vista á Filopemen; levantándose con el gozo mucha gritería, por con-