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Plutarco.—Las vidas paralelas.

tendió su venida, y con todo no le aguardó; sino que con estar acampado dentro de la ciudad, se retiró por otra puerta, é inmediatamente recogió sus tropas, teniéndose por muy bien librado si se le daba lugar para huir: huyó, y Mesena quedó libre.

Estas son las hazañas gloriosas de Filopemen; porque su vuelta á Creta, llamado de los Gortinios, para tenerle por general en la guerra que se les hacía, no carece de reprension, á causa de que molestando con guerra Nabis á eu patria, ó huyó el cuerpo á ella, ó prefirió intempestivamente el honor de aprovechar å otros. Y justamente fué tan cruda la guerra que en aquella ocasion se hizo á los Megalopolitanos, que tenian que estarse resguardados de las murallas, y que sembrar las calles, porque los enemigos les talaban los términos, y casi estaban acampados en las mismas puertas; y como él entre tanto hubiese pasado á Ultramar á acaudillar á los Cretenses, dió con esto ocasion á sus enemigos para que le acusasen de que se había ido huyendo de la guerra doméstica; mas otros decian que habiendo elegide los Aqueos otros jefes, Filopemen, que habia quedado en la clase de particular, habia hecho entrega de su reposo á los Gortinios que le habian pedido para general. Porque no sabía estar ocioso, queriendo, como si fuera otra cualquiera arte ó profesion, traer siempre entre manos y en contínuo ejercicio su habilidad y disposicion para las cosas de la guerra; lo que se echa de ver en lo que dijo en cierta ocasion del rey Tolomeo; porque como algunos le celebrasen á ésle, á causa de que ejercitaba sus tropas continuamente, y él mismo trabajaba sin cesar oprimiendo su cuerpo bajo las armas, y ¿quién, respondió, alabaria á un rey que en una edad como la suya no diese estas muestras, sino que gastase el tiempo en deliberar?» Incomodados, pues, los Megalopolitanos con él por este motivo, y teniéndolo á traicion, intentaron proscribirle; pero se opusieron los Aqueos, enviando á Ariste-