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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Esparta en su ignominiosa servidumbre; de lo que pudo ser causa el temor de que dilatándose la guerra viniera de Roma otro general que le usurpara su gloria, ó cierta emulacion y secreta envidia por los honores de Filopemen; pues siendo un varon sobresaliente entre los Griegos, que en otras guerras y en aquella misma había dado maravillosas muestras de valor é inteligencia, como le celebrasen los Aqueos al par de Tito, y aplaudiesen en los teatros, mortificaba á éste el que á un hombre Arcade, caudillo de guerras insignificantes, hechas dentro de su propio país. le igualaran en los honores con un cónsul de los Romanos, libertador de la Grecia. Aun se defendió Tito de este cargo, diciendo que suspendió la guerra luego que advirti que no se pedia acabar con el tirano sin causar gravísin.os mates á los demas Esparciatas. Fueron grandes los botores que tambien los Aqueos decretaron á Tito: yunque parecia que ninguno podia medirse con sus beneticios, hubo uno que llenó enteramente sus deseos, y fué el siguiente. De los infelices vencidos en la guerra de Aníbal, muchos habian sido vendidos, y se ballaban en esclavitud en diferentes partes. En la Grecia venía á baler unos mil y doscientos, muy dignos siempre de compasion por su estado: pero mucho más entonces que unos se encontraban con sus hijos, otros con sus hermanos deudos, esclavos con libres y cautivos con vencedores. No se atrevia Tilo á sacarlos del poder de sus dueños, sin embargo de que le afligia mucho su suerte; pero los Aqueos los rescataron á razon de cinc minas por cada uno. y formándolos en un cuerpo, hicieron entrega de ellos á Tito cuando ya estaba para hacerse á la vela; con lo que emprendió su navegacion sumamente content, viendo que sus gloriosas hazañas habian tenido gloriosas recompensas dignas de un varon ilustre y amante de sus conciudadanos; lo que fué tambien lo más brillante y esclarecido de su triunfo, porque aquellos resca-