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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Sancionóse primeramente el decreto de su vuelta á propuesta de Cricias de Calaisero, como él mismo lo escribió en sus elegías, recordando así á Alcibiades este favor:

Yo el decreto escribi para tu vuelta, Y en junta le propuse: obra fué mia.

Mi lengua fuera quien le impuso el sello.

Reuniéndose entonces el pueblo en junta, se presentó Alcibiades: quejóse y lamentóse de sus desgracias, sin hacer más que culpar ligera y blandamente al pueblo, atribuyéndolo todo á su mala suerte y á algun genio envidioso; y concluyendo con darles grandes esperanzas contra los enemigos, é inspirarles aliento y confianzas: le coronaron con coronas de oro, y le nombraron generalísimo sin restriccion juntamente de tierra y de mar. Decretose asimismo que se le restituyesen sus bienes, y que los Eumolpidas y heraldos levantasen las imprecaciones que habian pronunciado de órden del pueblo. Levantáronlas los demas; pero el hierofanta Teodoro respondió: «yo ninguna imprecacion hice contra él, si en nada ha ofendido á la ciudad.» Aunque procedian con tan brillante prosperidad las cosas de Alcibiades, á algunos les causó inquietud el tiempo de la vuelta: porque en el dia de su arribo se hacían las purificaciones ó lavatorios en honor de la Diosa. Celebran las sacrificantes estas orgías arcanas en el dia 25 del mes Targelion, quitando todo el ornato y cubriendo la imágen:

por lo que los Atenienses cuentan este dia de cesacion de todo trabajo entre los más aciagos. Parecia, pues, que la Diosa no recibia con amor y benignidad á Alcibiades, sino que se le encubria y lo apartaba de sí. Sin embargo, habiéndole sucedido todo segun su deseo, y hecho equipar cien galeras, que iban á salir otra vez al mar, le asaltó en esto una cierla ambicion generosa, y le detuvo hasta el