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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Cuál hubiese sido su modo de pensar acerca de esta propuesta de tiranía, no puede saberse; pero habiendo los principales ciudadanos concebido miedo, dieron calor á que se embarcara cuanto ántes, concediéndole todo lo demas, y los colegas que quiso. Partiendo, pues, con las cien galeras, y tocando en Andros, venció, sí, en batalla á los habitantes y á cuantos Lacedemonios alli habia, pero no lomó la ciudad; y este fué el primero de los cargos de que se valieron contra él sas enemigos. Y en verdad que parece haber sido Alcibiades más que otro alguno victima de su propia gloria y reputacion: porque siendo muy grande y muy acreditado de valor y prudencia por tantos prósperos sucesos, lo que no conseguia lo hacía sospechoso de que no ponia eficacia, no queriendo creer que era no haber podido; pues que con la diligencia nada habia de desgraciársele: por tanto, esperaban la noticia de que habia sujetado á los de Quio y toda la Jonia, y se indignaban de que no se les diese todo concluido con la presteza y celeridad que apetecian; no parándose á considerar su falta de fondos, á causa de la cual, habiendo de hacer la guerra á hombres que tenian al Rey por su mayordomo, se veía muchas veces precisado á navegar y abandonar el ejército para asistirle con las pagas y los viveres: porque el último cargo dimanó de la siguiente causa. Enviado Lisandro por los Lacedemonios con el mando de la armada, y dando de paga á los marineros cuatro óbolos en lugar de tres del dinero que tomó de Ciro; Alcibiades, que ya penosamente les acudia con los tres óbolos, tuvo que marchar á Caria á recoger alguna suma. Antioco, que fué el que quedó con el mando de las naves, era buen marino, pero necio por lo demas y de ningun provecho; y aunque Aleibíades le dejó prevenido que de dingun modo combatiese áun cuando le buscasen los enemigos, de tal modo se insolentó y tuvo en poco aquella órden, que equipando su galera y una de otro capitan, se fué la vuelta de Efeso, y